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Introducción
Asimismo, la extraordinaria habilidad para detener el tiempo del nuevo medio, su magia para suspender momentos del mundo real, propició la exploración de la instantaneidad y la ambigüedad visual en la pintura.
La era fotográfica, cuyo inicio tuvo lugar hace ahora casi doscientos años, transformó el modo de contemplar el mundo y de representar la realidad por parte de los artistas. La exposición Los impresionistas y la fotografía quiere mostrar esa nueva mirada a través de las correspondencias entre los principales fotógrafos franceses del siglo XIX y los artistas que, de una manera u otra, estuvieron vinculados a la creación y el desarrollo del grupo impresionista. Proponemos un diálogo entre impresionismo y fotografía para poner en evidencia sus analogías, afinidades e influencias en determinados aspectos temáticos y técnicos: desde cómo el ojo artificial de la cámara y el estudio de la luz por parte de la fotografía influyó en la manera de representar la realidad en la pintura hasta de qué modo el espacio asimétrico y truncado de las imágenes fotográficas derivó en un nuevo punto de vista pictórico.
Por su parte la fotografía, que nació reivindicándose como una nueva especialidad artística, incorporó algunos efectos pictóricos, en cuanto a iluminación y composición, y trató de eludir con distintos métodos la excesiva precisión de la cámara. A finales de la centuria, por influencia de la factura impresionista, rápida y abocetada, los denominados fotógrafos pictorialistas buscaron deliberadamente fórmulas para hacer sus imágenes más cercanas a la pintura o el dibujo. El itinerario de la muestra a lo largo de nueve episodios temáticos —dedicados al bosque, las figuras en el paisaje, el agua, el campo, los monumentos, la ciudad, el retrato, el cuerpo, y el archivo— permitirá apreciar que la fotografía y la pintura impresionista compartieron un nuevo modo de mirar con el que arranca la modernidad.
La exposición
Secciones
LA EXPOSICIÓN secciones
1. El bosque
Hacia mediados del siglo XIX asistimos al triunfo del género del paisaje en la pintura y la fotografía francesas. Fue en el interior del bosque de Fontainebleau o en los parques de los alrededores de París donde pintores y fotógrafos intercambiaron por primera vez sus experiencias. En esta sala, las pinturas de los predecesores del impresionismo, Gustave Courbet, Camille Corot, Théodore Rousseau o Charles Daubigny se confrontan con las fotografías de Gustave Le Gray, Eugène Cuvelier o Henri Le Secq, los primeros que acarrearon sus pesados equipos fotográficos al interior del bosque. La búsqueda de la verdad de la naturaleza que llevaron a cabo los pintores naturalistas y los primeros fotógrafos sería heredada por los impresionistas. Como vemos aquí, Camille Pissarro, « el primer impresionista », como le denominó Paul Cézanne, adopta un encuadre y unos efectos de luz muy cercanos a las imágenes captadas por los fotógrafos y como ellos sus pinturas no representan el bosque en su inmensidad sino de forma fragmentada.
La pintura al aire libre se fue imponiendo a lo largo de todo el siglo XIX y se convirtió en la fórmula de trabajo primordial de los futuros impresionistas. Como vemos en este apartado, en las pinturas tempranas de Claude Monet el bosque se transforma en telón de fondo de sus figuras, con un naturalismo muy próximo al de los fotógrafos del bosque. A diferencia de Monet, Édouard Manet se aferró casi siempre al trabajo en el interior del estudio y no le interesó más que de manera esporádica pintar del natural. Sus esquemáticos fondos paisajísticos se acercan a los decorados artificiales del retrato fotográfico, como los que puso de moda Olympe Aguado. También existe una analogía entre los retratos fotográficos de grupo de Édouard Baldus y los retratos de los familiares y amigos de Frédéric Bazille y Marie Bracquemond, cuyos modelos parecen posar ante la cámara al aire libre.
2. Figuras en el paisaje
3. El agua
El mar fue una fuente inagotable de inspiración y de experimentación para la modernidad. Los paisajes marinos de Gustave Le Gray son uno de sus mayores logros estéticos y técnicos. En estas fotografías sintéticas de primeros planos de agitados mares y nubes, Le Gray inventa una nueva idea de instantaneidad y de fragmentación visual que servirá de referencia tiempo después para diversas pinturas de mares y cielos de Eugène Boudin y Monet. Como Le Gray, Monet detiene en sus cuadros el agitado movimiento del mar y nos ofrece un símbolo plástico del paso del tiempo. También los reflejos espectrales de los árboles en las tranquilas aguas fluviales de las obras fotográficas de Olympe Aguado o Camille Silvy guardan una estrecha relación con las pinturas de Monet o Alfred Sisley, interesados en la representación efímera y cambiante del agua y el estudio de los reflejos de los árboles en la superficie.
Las diversiones a las afueras de París, un paseo en barca o por el campo, fueron los temas favoritos de la mayor parte de los artistas impresionistas. En sus experiencias al aire libre adoptaron una nueva fórmula para observar su entorno y plantearon una profunda reflexión sobre la propia naturaleza de la pintura que abrió el camino a la sensibilidad artística moderna. La transformación que introdujeron Pierre-Auguste Renoir, Claude Monet o Gustave Caillebotte en la representación del paisaje, ese novedoso modo de acercarse a la escena de manera instantánea y fragmentaria, les empareja a la captación de la realidad por parte de fotógrafos como Achille Quinet, Eugène Atget o Charles Marville.
3. En el campo
Por otra parte, la pincelada suelta y rápida con la que quieren reproducir una experiencia efímera influirá a finales de siglo en la estética de los fotógrafos denominados pictorialistas, como Constant Puyo o Robert Demachy.
A mediados de siglo, varios fotógrafos como Édouard Baldus, Hippolyte Bayard, Gustave Le Gray o Henri Le Secq fueron contratados por la Comisión de Monumentos Históricos del gobierno imperial para llevar a cabo un inventario gráfico de los monumentos de todas las regiones de Francia. A pesar de haber sido encargadas con fines documentales, estas fotografías son verdaderas obras maestras de la historia de la fotografía francesa. Además, estas imágenes despertaron el interés de los impresionistas por los edificios históricos, principalmente góticos. De manera especial, la serie de la fachada de catedral de Ruán pintada a lo largo de 1892 y 1893 por Claude Monet es un ejemplo paradigmático de la nueva mirada fotográfica. La aparición de puentes, fábricas o ferrocarriles en los paisajes fotográficos de Édouard Baldus o Eugène Atget, o en las pinturas Claude Monet, Alfred Sisley o Gustave Caillebotte, es el reflejo del interés que comparten por los nuevos escenarios de la era de la industrialización
5. Los monumentos
Los primeros daguerrotipos de vistas urbanas captados por Louis Daguerre desde una ventana establecieron un modelo que vemos repetido en las fotografías de Le Gray, Charles Soulier y Adolphe Braun o en los lienzos de Gustave Caillebotte, Berthe Morisot o Alfred Sisley, todas ellas imágenes tomadas desde lo alto, fruto de la visión del exterior desde el interior. Por otra parte, los nuevos escenarios urbanos de París de grandes avenidas y amplios bulevares, diseñados durante el Segundo Imperio por el barón Haussmann, derivaron en nuevos modos de ver y vivir la ciudad y se convirtieron en los motivos favoritos de pintores y fotógrafos. Esas perspectivas modernas fueron capturadas por la cámara de Charles Marville o Hippolyte Jouvin, y, a su vez,
Camille Pissarro las transformó en sus pinturas en vistas impresionistas en escorzo, alejadas de la concepción clásica de la representación pictórica de la ciudad basada en la horizontalidad.
6. La ciudad
Con la llegada de la fotografía, el retrato pictórico tomó una nueva dirección. Al daguerrotipo, que muestra a los personajes estáticos y con posturas poco naturales debido al dilatado tiempo de exposición, le siguió la moda de las cartes-de-visite, patentadas por Disdéri en 1854, que permitían sacar ocho fotografías desde un único negativo. Junto a estos ejemplos del retrato más comercial presentamos obras del polifacético Nadar, que inmortalizó con su cámara a toda la intelectualidad y la bohemia del momento con una gran introspección psicológica y un nuevo realismo y simplicidad. Algunas convenciones del retrato fotográfico fueron adoptadas por Édouard Manet, Edgar Degas y algunos impresionistas, quienes incluso se valieron de fotografías para su ejecución. Proliferaron los retratos de poses un tanto descentradas, con fondos planos o escenográficos que responden a una nueva sensibilidad postfotográfica. Presentamos también varias fotografías tomadas por Degas en 1895 con su recién adquirida Kodak, en las que capta a sus amigos en atmósferas y composiciones perfectamente estudiadas.
7. El retrato
8. El cuerpo
La exposición pública de la Olympia de Édouard Manet en 1865 desencadenó un tremendo escándalo por su analogía con las fotografías pornográficas que circulaban entonces. Mostramos aquí varios ejemplos del desarrollo del desnudo fotográfico, desde los modelos más académicos con escenografías pictóricas de Félix-Jacques-Antoine Moulin, Eugène Durieu o Auguste Belloc a los cuerpos con poses espontáneas más naturalistas de Gustave Le Gray o Paul Berthier. El interés por el desnudo con posturas desinhibidas contagió a los pintores impresionistas, en especial a Degas, el más fotográfico de los pintores del grupo. Para él la danza y las cambiantes actitudes de las bailarinas serían también un vehículo fundamental para estudiar el cuerpo en movimiento. Le interesaron de manera especial las cronofotografías de Eadweard Muybridge, que representaban la fugacidad al congelar las figuras en medio de la acción.
9. El archivo
La última sala de la exposición está dedicada a ilustrar el uso documental y archivístico de la fotografía por parte de Édouard Manet y Edgar Degas. Al abrirse camino la era de la reproducción mecánica provocó que las copias fotográficas de obras de arte afloraran masivamente por todas partes y que los artistas descubrieran el poder documental que tenían para su propia producción. El conjunto de fotografías de las obras de Manet tomadas por Anatole-Louis Godet por encargo del artista aúna el interés documental con el peculiar uso que hizo el pintor de ellas. En ocasiones incluso las coloreó con acuarela y gouache, convirtiendo la fotografía en una obra original suya. La carpeta de fotograbados de Degas reúne una selección de imágenes de toda la carrera del pintor, desde sus primeras pinturas de historia, hasta sus bañistas y bailarinas del momento final, con el valor añadido de haber sido el propio artista el encargado de la selección.
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Texto de Paloma Alarcó, Jefa de Conservación de Pintura Moderna, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza Dimensiones: 200 x 275 (ancho x alto) 288 páginas Idiomas: español e inglés Encuadernación en rústica: 30,40€ Encuadernación tapa dura: 36,10€
Catálogo
Idioma: español
56 páginas
La guía didáctica de la exposición ofrece un recorrido a través de las nueve secciones que la articulan. Cada capítulo proporciona un breve contexto y claves para reflexionar sobre las relaciones entre las obras presentadas. La publicación incluye ilustraciones en color y un mapa de las conexiones entre pintores y fotógrafos.
Guía didáctica
Autora: Clara Marcellán Fernández
Formato: 15 x 18 cm
PVP: 5,70€
Información y créditos
Fechas Del 15 de octubre de 2019 al 26 de enero de 2020
Audioguía Disponible en español, inglés, francés e italiano
Horario De martes a domingo, de 10:00 a 19:00 Los sábados la exposición permanecerá abierta hasta las 21:00 Lunes cerrado El 24 de diciembre y el 31 de diciembre el museo estará abierto de 10:00 a 15:00 Cerrado los días 25 de diciembre de 2019 y 1 de enero de 2020 El desalojo de las salas de exposición tendrá lugar cinco minutos antes del cierre
Servicio de atención al cliente Teléfono: +34 917 911 370 Email: cavthyssen@museothyssen.org
Transporte Metro: Banco de España Autobuses: 1, 2, 5, 9, 10, 14, 15, 20, 27, 34, 37, 45, 51, 52, 53, 74, 146, 150 Tren: estaciones de Atocha, Sol y Recoletos
Información práctica
Sede Museo Nacional Thyssen Bornemisza Paseo del Prado, 8 - 28014, Madrid mtb@museothyssen.org
Tarifas
Entrada única individual Válida para visitar, en el mismo día, todo el museo, incluidas las exposiciones temporales del momento General: 13€ Grupos (a partir de 7 personas): 11€ Reducida: 9€
Más información
Patrocinio: Con el apoyo de JTI, la colaboración de la Comunidad de Madrid y la colaboración tecnológica de Samsung The Frame
Organiza: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Comisaria técnica: Clara Marcellán, conservadora, Área de Pintura Moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Publicaciones: Catálogo con textos de Paloma Alarcó y guía didáctica con textos de Clara Marcellán; publicación digital en ISSU
Comisaria: Paloma Alarcó, jefa de Conservación de Pintura Moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Ficha técnica
Número de obras: 66 óleos y obras sobre papel y más de 100 fotografías
Título: Los impresionistas y la fotografía
Créditos y advertencias legales © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid La siguiente relación de créditos hace referencia a aquellas obras protegidas por el derecho de autor. Para el uso de estas imágenes, con independencia de las condiciones establecidas por la Fundación, es preceptivo obtener la autorización del autor de la obra o del gestor de sus derechos. La Fundación Colección Thyssen-Bornemisza no se hace responsable del uso por terceros de estas imágenes
Contenido Los contenidos de esta revista proceden del folleto de la exposición que edita el museo
Créditos
Coordinación editorial Departamento de Web y Nuevos Medios del Museo Thyssen-Bornemisza
Imágenes de cubierta Edgar Degas Bailarina basculando (Bailarina verde), 1877-1879 Pastel y gouache sobre papel. 64 x 36 cm © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid Mujer bailando, en Locomoción Animal, lámina 189, 1887 Fotografía de Eadweard Muybridge Victoria & Albert Museum, London © Victoria and Albert Museum, London